Si hay algo que de verdad merece la pena en esto de pertenecer a una asociación de aficionados a la cerveza es sin duda el conocer gente e intercambiar ideas, lo que configura un proceso de aprendizaje que resulta, afortunadamente las más de las veces, en algo genial. Si además podemos contar con acompañar esas experiencias con buena cerveza, creo que no necesitamos pedir nada más que otra ronda.

Hace unos meses, precisamente en uno de esos intercambios Lúpulo recibió unas muestras de cerveza que estaban a punto de salir al mercado, con la encomienda explicita de tomarlas en grupo y ver que nos parecían.Diferentes actividades hicieron que la cata de esas cervezas se retrasase más de lo necesario. Pero como nunca es tarde si la dicha es buena pues aquí la tenemos. Torma, el creador de Belenos y Belenos de Navidá, y a la sazón conocido importador de cervezas, estaba preparando por aquel entonces su nuevo proyecto en colaboración de nuevo con los amigos de la Binchoise, cerveza artesanal belga, que nuestros compañeros tuvieron la suerte de conocer in situ no hace mucho.Estaba preparándalos decíamos y tuvo el detalle de hacernos llegar unas muestras-de las que denominamos cerveza 0, esto es, sin packaging alguno, sólo vidrio y cerveza al desnudo, algo que a nosotros nos gusta especialmente.
La primera botella que abrimos fue la tostada. La fase inicial de lo que hoy se conoce como Belenos Tostada, es una cerveza oscura, de color marrón oscuro con una espuma beige duradera que crea una buena corona. En nariz llega el aroma a caramelo, algo de cereales y un ligero vapor a alcohol, para nada desgradable. En boca lo esperado, caramelo- un redondo gusto a toffe que le da mucha personalidad,maltas tostadas, pan moreno, redondo amargor y un ardor equilibrado que cierra el trago haciendolo muy plancentero. Hoy en día la tenéis en muchas cervecerías especializadas y sin duda, es una cerveza que si sóis de este tipo de cerveza belga, seguro que no os defrauda.
La segunda botella era una cerveza de trigo. de color entre blanco y amarillo pajizo con una fina espuma blanca en nariz se advertían cítricos, cereal y muchas especias.El sabor era intenso y refrescante, muy carbonatada con esas notas a fruta verde y cítricos, las siempre presentes especias típicas de estas witbier se hacían notar muy bien y en conjunto se hacía una cerveza muy refrescante. Al final no salió al mercado aunque todos coincidimos en que sería una estupenda cerveza de temporada especialmente indicada para la primavera y para el inicio del verano, en una tarde de calor seguro que daría muchas satisfacciones.
Agradecemos desde estas líneas a Torma por invitarnos a probar estas cervezas que si bien se mueven en el marco tradicional de la cerveza belga -y por tanto no dejan de ser predecibles, podemos afirmar que destacan por su buena elaboración cosa de agradecer en un mundo, el de los sabores, donde cada vez se tira más por el camino de la estadandarización, abominable tendencia, dicho sea de paso.
P.S.- Espero sepáis disculpar las imagenes, fueron tomadas con la cámara del móvil del presidente así que milagros no se pueden pedir, ni a la cámara ni al presi jejejejeje
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